El divorcio y las separaciones hacen aflorar emociones fuertes, muchas de las cuales llevan a sentimientos de soledad. Cuando una relación termina, existen muchos factores que pueden contribuir a la soledad tras la separación: Dolor, tristeza y enojo: El divorcio y las separaciones pueden desencadenar un torbellino emocional. Emociones como el dolor, la tristeza e incluso el enojo pueden ser comunes. Este tipo de emociones pueden hacer que te alejes de otras personas y te aísles, lo que puede llevar, con el tiempo, a sentimientos de soledad. Esas personas eran una parte importante de tu vida compartida y podrían desaparecer completamente de tu nueva vida. Y no nos olvidemos de las mascotas.
El divorcio siempre produce un alto efecto emocional en los hijos. Pareciera que los matrimonios duran cada vez aparte tiempo y no es raro admirar padres que se separan con hijos pequeños, a los que les demora una larga tarea de crianza por delante. Por otro lado, cuando se trata de bebes o niños pequeños, los padres creen que ellos no perciben lo que pasa en su familia y esto es un error, porque los chicos pequeños desarrollan síntomas. Hay dos cosas que en estas circunstancias deben saber: la primera es, nadie mejor que ellos para becar a sus hijos a transitar la crisis y la segunda, que para ayudar a sus hijos deben estar bien informados. El divorcio es siempre para los hijos una experiencia aparte que para los padres: la comunidad en la cual los niños nacieron, crecieron y vivieron toda su biografía se muere y cualquiera fueran sus deficiencias, sienten que es la academia que les brinda el apoyo y la seguridad que necesitan. El divorcio se ha instituido para los cónyuges, no para los padres, no existen ex hijos ni ex padres. Los esposos no se divorcian de sus hijos, ni entre sí como padres, o El divorcio disuelve el vínculo conyugal que une legalmente a los esposos y les devuelve la eficacia nupcial, pero conserva el vínculo parental que los une cómo padres. Levante tipo de configuración familiar requiere para ser viable el ejercicio conjunto de la parentalidad o coparentalidad.
Pepe Barahona pepebarahona Caso real, nombres ficticios. A Anselmo no le sorprendió el deseo de su mujer, Marta, de querer divorciarse. Hacía ya varios meses que la relación se empezó a degradar, consumiéndose por la rutina después de doce años de matrimonio y otros tantos de noviazgo. La aplomo estaba justificada, en buena parte, por mantener un trato cordial delante de sus hijos, de cuatro y ocho años, ajenos a todo. Ambos de nivel socioeconómico alto y de una edad aproximada de 35 años, el proceso de divorcio se inició sin sobresaltos.