Es así, es un hecho, el ser humano es curioso por naturaleza y yo estoy aquí para resolveros todas las dudas que pueda, qué adorable soy. Pues bien, me he dedicado a preguntar, señor por señor, a todos los hombres con los que tengo un grado de confianza aceptable que en qué piensan cuando se deciden a comerse un buen chochote. Es real, es así, me lo han dicho en repetidas ocasiones: cuando saborean tu manjar tratan de adivinar qué has comido ese día, a mí me ha parecido un pasatiempo maravilloso, os lo confieso. Comentan que se centran en tus movimientos, en tus sensaciones, en tus reacciones, en cómo respondes a sus estímulos para saber si seguir por ahí o cambiar de registro. Todos entregados a tu disfrute y felicidad, qué maravilla. Los desesperados. Fan total, chavales. Los existencialistas.
Patricia Maguet el 20 noviembre a las Gràcies Àngels! Responder Maria el 28 junio a las Identificada con el artículo. Explota x cualquier cosa. Jordi Queralt el 21 noviembre a las Per ara tot va molt bé amb la meva parella. Asi me sentia antes de comenzar a adivinar sobre las pareja toxicas. Me ha gustado mucho este articulo. Me da mucha tranquilidad saber que hay personas asi. Responder Patricia Maguet el 12 septiembre a las Gracias a ti Félix por animarte a dejar tu comentario. Me alegra mucho que te haya servido el artículo y te felicito por haber sido capaz de identificar tu relación tóxica.
Óptimo el artículo al que has aparejado. En mi experiencia, el hacer poco que te apasiona y te emociona sólo con pensar en ello, no tiene precio. El no centrarse en lo que no te gusta, en explorar lo que quieras explorar… ya al final acabes «fracasando». A mí me ha costado muchísimos intentos, empero con cada uno he aprendido, he crecido, he valorado y he corregido el rumbo. Y estoy totalmente de acuerdo; creo que nunca estamos libres de cierta tensión, ya que es esa la que nos hace movernos, experimentar, equivocarnos y seguir buscando. Muchísimas gracias por tu comentario, Pablo. Un abrazo.
Empero, en épocas anteriores, los moralistas gastaban mucha tinta en advertir de los peligros de las acciones manuales o digitales que, aplicadas por el apoderado en la verga, la vagina, el clítoris, el ano, o regiones adyacentes, iban dirigidas a satisfacer la lascivia. Los moralistas aseveraban que la onanismo provocaba, en los hombres, pérdidas de fósforo cerebral a través del esperma. Se hablaba de «demencia precoz locura masturbadora», y también de varices, colitis, prostatitis, endometritis, depresión, tuberculosis, ineptitud para el trabajo, dificultad para el análisis, espasmos cardíacos, irritabilidad y debilitación ocular. Todas estas alucinantes fantasías formaban parte de la educación moral impartida en los colegios de la primera centro de nuestro siglo, que, en nuestra Patria, duró hasta el tercer pieza. La «patología» de la masturbación servía de argumento propagandístico para uso de los buenos padres de familia, y de los santos varones y mujeres que nos educaban en los colegios religiosos de la época. En el caso que nos ocupa, necesidad de masturbarse. En ciertos casos, la onanismo adictiva puede sustituir otras actividades sexuales. Hay personas que solamente son capaces de satisfacerse sexualmente mediante la onanismo, y dejan de interesarse por las relaciones interpersonales.
Así que empecé. A marcarle a su celular a admirar si podía ayudarme, empero jamás contestó. Lo llamé varias. Veces y jamás contestó. Al fecha. Siguiente madrugó en mi apartamento para decirme que época alguien, que había estamento con una amiga con la que él había tenido poco empero que ya no, y que simplemente se vieron porque ella le debía una dinero. Que le había. Oral de mí y que ella sabía que él estaba bendito conmigo. Bastante enamorada, pero.