Muchas personas experimentan una gran dificultad para encontrar pareja. El ser humano es un animal social por naturaleza, tenemos la necesidad innata de estar acompañados por otras personas y establecer vínculos sociales y afectivos. Así, aunque no todas las personas tienen las mismas necesidades afectivas, por lo general tendemos a buscar cariño. Se trata hasta cierto punto de una convención social, y en ocasiones incluso de una solución instrumental; en este sentido, no son raras las parejas que se forman por mera conveniencia, exista o no amor entre ellos. Muchas veces estas relaciones se basan en el miedo a la soledad, la conveniencia económica, o cualquier otro motivo.
Supongo que nunca se nos ocurrió que por cada hombre infiel, también déficit haber una mujer infiel. Toda madama casada corre el riesgo de adeudar una aventura. Toda aventura comienza con una tentación, una atracción. Desafortunadamente, la mayoría de nosotras no tenemos abstracción de qué hacer cuando un macho que no es nuestro esposo comienza a prestarnos atención. Se siente perfectamente recibir la atención nuevamente, especialmente si tu matrimonio parece estar estancado. Si bien la tentación es inevitable, el pecado sigue siendo imperdonable.
Ferrari Índice Introducción Somos animales territoriales Tus movimientos te delatan. Toda tu andoba te delata, aunque permanezcas inmóvil.
A veces, esa ruptura es igual de dolorosa, por lo que se ha de tener cautela a la hora de comunicar la noticia. Es posible que, aunque hubiera razones de peso para acabar la relación, las primeras semanas no te sientas mejor estrella al contrario. No pasa nada, es normal. Tu cabeza debe acostumbrarse a la nueva situación y no hay que tener prisa.
Esa fuerza poderosa es el impulso venéreo. El deseo de tener relaciones sexuales es algo que Dios creó dentro de nosotros. No es sucio tampoco malo. El deseo sexual fue abstracción de Dios—no nuestra. El creó esas hormonas dentro de nosotros que hacen que el sexo opuesto nos atraiga.