Opinión La contribución social de la Iglesia: Una revolución silenciosa La labor social de la Iglesia católica es muy poco conocida. Este hecho contrasta con la enorme actividad que despliega a lo largo de todo el territorio nacional. Tuvieron que transcurrir 47 años para que esa pregunta fuese contestada definitivamente. Un Papa, Juan Pablo II, venido del telón de acero, demostró que la fuerza moral era un arma con poder suficiente para deshacer la división del mundo que se estableció en Yalta. Todavía nadie ha conseguido elaborar una teoría convincente que explique cómo una organización que cuenta con recursos tan limitados es capaz de tener una influencia tan grande en el mundo. Pese a los negativos augurios sobre el futuro y la salud de la Iglesia, la realidad dista mucho de la imagen de ella que los medios de comunicación transmiten con frecuencia. Los católicos han pasado de millones en a 1. Ya no se encuentra en Europa y Norteamérica sino en las regiones menos desarrolladas. Por grandes que sean los recelos y prejuicios contra la Iglesia católica nadie puede sostener seriamente que, por citar un ejemplo cercano, un presupuesto de millones de euros el presupuesto de la Iglesia católica española para pueda «competir» con nuestras flamantes empresas del IBEX
Fuente: Catholic. La acción del Papa y de la Iglesia Posiblemente la máximo tragedia de los pobres, marginados, enfermos, desvalidos, ancianos, etc. Precisamente por ello, constantemente en audiencias, discursos, mensajes y cartas a líderes políticos y económicos, tanto Benedicto XVI como muchos de sus antecesores, han abordado de fachada el tema de la pobreza promoviendo y potenciando proyectos que ayuden a quienes la padecen, incluso y sobre todo en foros gubernamentales. Alzar la voz por quienes no la tienen y perseverar en ese servicio, posee ya un gran mérito. La Santa Sede ha institucionalizado su ayuda caritativa. Desde tiene el Pontificio Consejo Cor Unum, un organismo creado por Pablo VI para expresar la solicitud de la Iglesia católica hacia los necesitados para que se favorezca la fraternidad humana. Pero no es todo. Juan Pablo II creó en la Erección Juan Pablo II para el Sahel fundación que lucha contra la aridez y la desertización y ayuda a los afectados y la Fundación Popolorum Progressio al servicio de la localidad indígena, mestiza, afroamericana y de los campesinos pobres de América Latina y del Caribe.